El arte de la escritura en Villa del Dique

La mitad de junio podría decirse que está marcada por el ámbito literario. Es que cada 13 se conmemora el Día del Escritor o la Escritora, y cada 15 el Día Nacional del Libro.

A lo largo de los siglos, la escritura ha sido utilizada para comunicarse, para difundir ideas, para construir mitos, historias y relatos, o simplemente como una forma de arte. En el caso puntual de Guillermo Orsi, escritor de Villa del Dique, manifiesta que lo hace “por placer, por urgencia de explorar otros mundos, a la manera de un astronauta que explora universos y a veces descubre lo inesperado, lo que vuelve tan apasionante este oficio”.

Orsi vive hace 25 años en nuestra localidad, que seguramente habrá sido un lugar propicio que encontró para dejar divagar su imaginación y plasmarlas en sus obras, que se cuentan de a decenas.

Al momento tiene publicados “El vagón de los locos”, Emecé (premio Emecé), “Cuerpo de mujer”, “Tripulantes de un viejo bolero”, “Sueños de perro” (premio Umbriel/Semana Negra 2004), “Buscadores de oro”, y “Nadie ama a un policía” (premio Carmona de novela negra). Y la lista sigue con “Noches de Pelayo”, un cuento que recibió el premio UNED, “Ciudad santa”, premio Hammet 2010, Semana Negra de Gijón, “Segunda vida”, novela del 2011, “Fantasmas del desierto”, novela del 2014, “El árbol del Vaticano”, novela del 2014 y “Siempre hay alguien a quien matar”, novela del 2015.

A la hora de hablar de libros, la charla puede volverse apasionante e irse por las ramas. Es que los hay tanto en infinitas temáticas como en innumerables estructuras. Pero en sí, lo más importante de leer es que en los cuentos, las novelas, las poesías, se devela el alma de su autor. Los sentimientos y estados de ánimos se ponen a disposición de desconocidos lectores, una cualidad que no todos poseen.

La temática de mis libros es variada. En los últimos años, novela negra. Publiqué en España, Francia, Italia, Alemania, Hungría, Inglaterra y China”, dice el escritor al consultarle sobre lo que redacta. Y agrega: No tengo referentes literarios; sí tengo lecturas, muchas pero desordenadas, no respeto lo que llaman el canon. Leí y leo lo que me da placer, no hay por qué sufrir ante un texto literario.

Los libros en las bibliotecas o sobre un escritorio; La luz tenue encendida y una persona dispuesta a tratar de ingresar de lleno a otro mundo, pareciera ser el escenario perfecto para una lectura…eso sí, si lo pensamos en una ciudad. Aquí podríamos pensar en el libro apoyado en el pasto, el golpe de agua en la orilla de la costa, el viento suave llevando el canto de los pájaros, y el cerro como punto fijo de inspiración para la interpretación.

Pero la lectura no solo es un escenario perfecto, y al respecto Orsi nos da una mirada aún más profunda: “La lectura nos enriquece más allá de lo anecdótico, de lo que se cuente, nos familiariza con el lenguaje, nos aporta palabras y construcciones semánticas, temas y conflictos que ayudan a entender lo complejo de la condición humana. Sin palabras, sin lenguaje, no existiríamos, nos habríamos extinguido como tantas otras especies. Aunque, visto el empobrecimiento del lenguaje en la cultura actual, tal vez no estemos tan lejos de la extinción”.

Algunos sostienen una mirada similar y creen que el formato libro ha entrado en decadencia hace algunas décadas, con el avance indiscutible de la tecnología. Sin embargo, otros son más optimistas, vaticinan una reconversión en las lecturas.

Ante eso, Guillermo Orsi mantiene su fé en alguna parte de su ser. Es que actualmente se encuentra focalizado en julio, cuando publicará en Argentina “Ciudad Santa”, de la editorial Tusquets (Grupo Planeta), como una apuesta a un futuro donde no falten los mundos literarios que tanto generan en quien elige sentarse a leer.